sábado, noviembre 13, 2010

¿Quiénes son realmente los que comparten libros?

Después de una semana un poco hardcore (y las que me quedan, que nuestro libro está en capilla), comento ¿Por qué hay personas que "suben" libros a la red? de J.A. Millán.

Creo que es una reflexión muy necesaria. A tenor de las "noticias" de los últimos días, se diría que hay algo parecido a una conspiración judeo-masónica para acabar con las editoriales en particular y con la cultura en general. Se diría que está teniendo lugar el equivalente P2P a la quema de libros


Superar la Ley de Godwin es fácil, excepto cuando en España se habla de Israel. En el caso que nos ocupa, las personas que comparten libros están (presuntamente) dañando a la industria editorial... compartiendo libros, en vez de destruyéndolos. Y no sólo eso: emplean tiempo en tareas como remaquetar, empaquetar colecciones, trabajar en webs para organizar bibliotecas virtuales. Algo falla.

Y lo que falla es sencillo: esas personas son exactamente opuestas a lo que fueron los nazis, o sus antecesores en la quema de libros: aman los libros, y quieren que los libros lleguen al máximo de personas posibles.

Este punto de partida es imprescindible para abordar la realidad del intercambio de libros digitales y de las bibliotecas gestionadas por voluntarios. Supongo que a algunos no les gustará, pero es un hecho objetivo: el "pirata" de ebooks ama los libros. Es más, citando el estudio que usa JAM
Un dato interesante: la presencia destacable del colectivo de personas ciegas, organizadas para intercambiarse archivos, que a diferencia del libro en papel, pueden usar en conversores texto-voz o texto-braille.

El pirata típico lee más libros por año (25) que la media, y gasta en libros (entre 250 y 350 euros) más que la media.
La referencia al colectivo de los ciegos me parece esencial y urgente: el retraso de los ebooks perjudica dramáticamente a un colectivo que saca más partido al ebook del que le sacamos las personas sin discapacidad. Pero no son los únicos, las personas con discapacidad física tienen en el ebook y el ereader un salto dramático de accesibilidad a la lectura.

Lo segundo me parece un buen indicio, sobre todo coherente: quien ama los libros no le duelen prendas a la hora de gastar dinero en ellos. Dejemos por un momento aparte la cuestión de la diferencia de precios entre el ebook y el pbook: lo esencial es que las personas que supuestamente están causando graves daños a la industria editorial son algunos de sus mejores clientes.

Espero que me perdone JA Millán, porque lo que realmente me ha interesado más son los comentarios de algunos de los lectores. Los afectados por esta "crisis pirata" deberían leerlos con extrema atención y sacar las conclusiones  inevitables:
Victor dijo...
Desde mi punto de vista, muchas veces el que comparte lo hace porque recibe un reconocimiento entre sus iguales. El sentimiento de comunidad suele ser muy grande entre ellos.

Es frecuente encontrar foros dónde existe un botón para agradecer dicho material compartido. Un simple gracias digital, que en muchos casos acaba generando un respeto digital entre los demás, en agradecimiento al trabajo realizado desinteresadamente.

Esto acaba generando masa critica y aparecen más personas que imitan el gesto. Ponen trabajo por de su parte para hacer crecer la comunidad.

La organización llega después, cuando el número de compartidores llega a cierta cantidad y se hace necesaria una jerarquía para no repetir trabajo, no pisarse el trabajo unos a otros y no generar rencillas. Si una persona gasta varias horas en subtitular, traducir o maquetar la última novedad, no suele hacer mucha gracia que una hora antes ya lo haya “subido” algún otro.

Además, el que comparte suele empezar compartiendo las cosas que le gustan. Eso le permite contactar con personas con los mismos gustos, lo que genera un beneficio adicional e incrementa los lazos entre la comunidad.
Por si alguien no sabía cómo funcionan las comunidades dedicadas a compartir libros, la explicación anterior es magnífica, sobre todo por lo sintético. La base tecnológica, con la disposición de ánimo adecuado, conduce inevitablemente a resultados como ese. y el beneficio intangible es tan grande que mucho me temo que motivará a los participantes a buscar nuevas soluciones si las actuales son deshabitadas.
Miguel A. Román dijo...
Leo mis libros en dispositivo electrónico (de momento una PDA), pues mi jornada laboral es básicamente en la calle y plagada de tiempos muertos. Como no hay oferta digital (al menos de los libros que me interesan) me compro el libro, lo escaneo, le paso un OCR, lo corrijo y pasa a la mini-SD.
Entonces me pregunto: ¿tanto curro solo para mí? Ya que está hecho lo pongo a disposición de otros que se hayan comprado el libro y les ahorro el trabajo de hacerse artesanalmente su propia copia privada.
Claro, si alguno se lo baja sin pagar por el original, caiga sobre su conciencia.
Si los editores me proporcionaran la copia digital con el libro impreso, yo no haría eso porque el que quisiera la versión electrónica podría conseguirla sencillamente pagando los legítimos derechos.
Me puedo equivocar, pero me parece que lo que plantea Miguel Angel Román es legal. sobre todo, el de una moralidad indiscutible. Para rematarlo, encima tiene que pegarse todo este trabajo por que no dispone de una alternativa de pago. Blanco y en botella, señores.
joselitux dijo...
No subo libros, soy más del tipo “descargas”, y mi razón fundamental es que en mi casa ya no cabe un libro más.
Compré muchísimos libros (una media de 200-300 euros al mes) hasta que me dí cuenta que o cambiaba de casa, o dejaba de comprar libros. Ahora bajo algunos al sótano y me permito el lujo de comprar un libro o dos al mes como mucho. Libros muy específicos que nunca estarán en internet porque son tan minoritarios y específicos que nadie los conoce.

Para todos los demás, me los bajo y los leo en el Kindle. Desde que este cacharrito entró en mi vida ya no tengo la angustia de pensar dónde demonios coloco el libro.

Por cierto, me pasó lo mismo con los vinilos y los CDs, que ya no sabía donde meterlos. Ahora están todos en el sótano en cajas, y la música la escucho de Spotify, GrooveShark o del iPod, a donde los pasé todos en mp3 antes de bajarlos al sótano.

La digitalización es una ventaja en muchisimos aspectos. Solamente falta que las editoriales comprendan esto y pongan sus catálogos inencontrables de otro modo a disposición de los lectores empedernidos como yo.
Lo que plantea Joselitux es un problema muy real y que afecta a muchas personas: la ausencia de espacio en casas pequeñas (como la mía) y el deseo de querer seguir leyendo al ritmo al que uno está acostumbrado. En mi casa me he dedicado a empapelar las paredes con baldas, pero lo que plantea Joselitux es un problema en busca de solución.
A dijo...
Subo ediciones descatalogadas de ciencia ficción y fantasía, porque si no serían obras perdidas. En esos géneros hay pocos clásicos merecedores de reediciones, y sin embargo muchas obras de calidad que se perderían. Si haces una cata de libros subidos verás la sobreabundancia de estos géneros. No me molesto en corregir mucho lo que subo, porque siempre hay gente que mejora el trabajo. Tengo 46 años y hace 10 que hago esto.
Utilizo mi biblioteca personal. Y sí, gasto mucho en libros.
También descargo obras que quiero conocer, a veces las compro después, a veces no. Normalmente no.
Me parece bien que existan esas obras para descarga con derechos en vigor porque hay millones de hispanohablantes sin capacidad adquisitiva que pueden acceder a cultura y ser en un futuro potenciales lectores legales.
También he difundido en Internet obras de calidad que no conseguían ser editadas en papel.
Este problema está necesitado de una solución más urgente de lo que parece. Hay muchas personas que desean leer libros que ya no están en catálogo, e individualmente pueden no representar unas ventas de gran calado pero que, sumadas, ocurre todo lo contrario. Muchas veces he hablado de mi añorada colección Anagrama de antropología. Volver a poner en circulación libros que actualmente no producen un céntimo de beneficio a las editoriales es algo que debería llevarse a cabo con urgencia, porque se ganaría dinero desde el primer minuto, porque no amenazan en absoluto a un libro de papel que no se puede adquirir, y porque contribuirían a cambiar la percepción sobre la compra del libro electrónico.

Y finalmente, una última reflexión para la que no prestamos la suficiente atención en España:
Finalmente un detalle muy a tener en cuenta en el ambito de habla hispana es el hecho de que la inmensa mayoria de las digitalizaciones amateur han sido realizadas por internautas hispanoamericanos para quienes los libros son un articulo practicamente de lujo.
Tomen nota, señores. Las cosas son así y no de otra manera. Y el tiempo corre, y el problema puede agravarse o encontrar solución si se es sensato.

2 comentarios:

  1. Pequeños pero molestos fallos del dictado de voz: cuando voy a toda leche no repaso lo que dicto y a veces salen cosas así :)

    quería decir "Una vacuna eficaz contra el estrambote en el que se está tratando de convertir al participante en una web de intercambio de libros". O sea, la explicación de victor en primera persona pone en su sitio a todas las ideas absurdas que trata de colar la propaganda de última hora.

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  2. Te invito a leer y seguir mis blogs
    http://mivozmipalabra.blogspot.com/
    http://laletralate.blogspot.com/
    Saludos,
    Ana Rosa

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